Aventuras y desventuras de un marino bejarano: Tomás Olleros Mansilla (I)
Después de leer hace casi un año el artículo de José Antonio Sánchez Paso en el especial de este mismo semanario con el título de “Bejaranos en el Diccionario Biográfico Español”, quiero hacer una reseña corta sobre la vida de un paisano nuestro que es citado en dicho artículo y por el que me interesé quizás por las escasas
noticias que de su persona se parecían tener. De hecho, en el análisis de personajes bejaranos introducidos en el Diccionario Geográfico Español, Sánchez Paso apuntaba que “de entre todas las fichas que he hallado, la más anecdótica es la de un bejarano que fue marino, Tomás Olleros Mansilla, del que espero con apremio y curiosidad su biografía entera”.
A poco, y gracias a Mariano Gosálvez, llegó a mis manos una biografía publicada, en edición numerada y no venal, del marino bejarano escrita por Manuel Olleros González de Eiris, colaborador de este semanario y fallecido recientemente. Con entusiasmo el autor aborda las aventuras y desventuras de Tomás Olleros allende los mares, ora en Cuba y Puerto Rico, ora en Filipinas, ora en las costas de África. Como homenaje a Manuel Olleros y con el fin de dar a conocer la vida de este marino redacto estas líneas cuyos datos están enteramente extraídos de su pequeña biografía, arriba aludida.
Impresiones, reflexiones y emociones de "Béjar, el placer del recuerdo"
Carmen Cascón Matas.
En un Teatro Cervantes abarrotado de público, Antonio Sánchez Sánchez, amigo y colega bloggero, presentó su segundo libro dedicado a la recopilación de imágenes fotográficas antiguas de nuestra ciudad. La cita, que tuvo lugar el sábado por la tarde, había sido anunciada con la suficiente antelación como para que el público deseara expectante que el día llegara. Y llegó, efectivamente, y será recordado, no lo dudes querido Antonio.
Nos lo pasamos bien contigo y disfrutamos del trabajo inmensamente minucioso y cansado que supone el rastrear archivos públicos y viejos álbumes de fotos privadas, atesoradas como oro en paño en las casas de bejaranos ausentes y presentes, pero con alto riesgo de que el olvido y la desidia acaben tragándose los retazos de otras vidas ahí congeladas.
La gala comenzó con la presentación de Luis Francisco Martín y el prólogo de lujo de la bejaranaMaite Conesa, de la Filmoteca Regional de Castilla y León (con sede en Salamanca), quien nos preparó con sus sabias y sentidas palabras para el duro proceso mental que supone el recuerdo amargo y dulce de la contemplación de nuestro pasado a través de viejas y añejas imágenes. El escenario en todo momento lució una cara simpática, pues no en vano Óscar Rivadeneyra es un maestro en casi todo y más a la hora de impactarnos visualmente. Cuando saliste al escenario, Antonio, no lo hacías solo porque tenías allí a Cañanda (personaje bejarano muy popular, ya fallecido) enfundado en su traje de payaso, listo para salir al ruedo de la plaza a hacer reír a chicos y grandes. No podía salir de su cárcel de papel fotográfico, pero te puedo asegurar que sonreía mientras nos explicabas con garbo y gracia la sucesión de fotografías que, sin ti, hubiesen quedado relegadas al olvido.
¿Las fotografías son imágenes del recuerdo? El libro de Antonio se titula Béjar. El placer del recuerdo. Maite dijo al inicio de la presentación que a veces la contemplación del pasado no provoca placer, sino un sentimiento amargo de tiempo fugado sin remedio, de caras perdidas en la vorágine de los días, congeladas en la quietud inmóvil del papel fotográfico. Sin embargo, en el Teatro Cervantes me dio la impresión de que aquellos bejaranos nos saludaban desde el presente porque revivían en nuestra mente y corazones, haciéndose carne de nuevo a través del proceso complejo de la unión del pensamiento y el sentimiento, con más potencia si cabe al llevarse a cabo al unísono entre tantos paisanos allí reunidos.
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